Después de un triste verano en el cual ni siquiera he podido disfrutar de los placeres que supone tener el mejor portátil del mercado debido a un inoportuno defecto de fábrica en la placa base (según me han dicho), en el cual he salido a la calle, cosa que jamás bajo mi sano juicio habría hecho bajo ningún otro concepto (¿Desintoxicarme de ordenador? ¡Mis huevos! ¡Desintoxicarme de salir!), me va a tocar soportar un nuevo año de estudio sin apenas haber podido descansar.
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