Me encanta estar conectado. Sin embargo, la hiperconectividad satura y, en ocasiones, genera problemas. Por ello, es muy relevante y necesario aprender a seleccionar los tiempos de desconexión. Puede parecer fácil, pero en los tiempos actuales no lo es. La desconexión significa renunciar a dar prioridad a la comunicación digital. Significa otorgar a la máquina un papel secundario respecto a las personas con las que estamos presencialmente. Y casi nunca lo hacemos.
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