Los tampones son conocidos desde la antigüedad. Ya hace muchos siglos que las mujeres de entonces se introducían cartuchos absorbentes hechos de papiro, césped u hojas de otras plantas. A mediados de los años veinte del siglo XX, Earle Haas un médico osteópata que residía en Denver, andaba buscando algún método que ahorrase el laborioso trabajo que tenía su esposa cada mes con los trapos y compresas de tela en cada menstruación. En cierta ocasión una amiga de California le comentó que ella se introducía un trozo de esponja para que le absorbier
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