Dicen las ONG que hablar mal de ellas desanima a los donantes. Nada más lejos de mi intención. Pero no hacerlo, manteniendo la inmunidad a la crítica que demandan muchas organizaciones, sólo contribuye a acelerar la decadencia que vive una parte importante del movimiento solidario. Por poner un ejemplo, en Camboya una parte importante del personal de una ONG se pasea con innecesarios y lujosos todo terreno y alquila grandes mansiones viviendo una vida completamente despegada de las personas.
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