Pocos lugares evocan más paz en el imaginario colectivo occidental que un monasterio budista. Pero el de Masoeyein, en la ciudad myanma de Mandalay, es diferente. Aquí ejerce el poder absoluto Ashin Wirathu, que se denominó a sí mismo el Bin Laden birmano antes de que la revista Time lo bautizase en portada como El rostro del terror budista. Y terror, sin duda, no falta en Masoeyein. Basta con recorrer unos metros desde la entrada de este imponente complejo religioso [..]
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