El ejercicio físico protege de la depresión porque induce cambios en el músculo esquelético -un tipo de músculo unido al esqueleto- que limpian el cuerpo de una sustancia que se acumula en la sangre en los momentos de estrés, la quinurenina, y que es perjudicial para el cerebro. Mediante un estudio realizado en ratones, científicos suecos han averiguado por fin el mecanismo subyacente a este efecto protector, que ya se conocía.
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