Al final se dio cuenta de que lo suyo no era un chiste. "Un preso en Texas fue ejecutado el martes por el secuestro y asesinato de un matrimonio vecino, sin cumplir su promesa de contar un chiste como palabras finales. Había solicitado chistes por correo y a través de un sitio de internet, asegurando que intentaba mejorar el ánimo de otros presos. Dijo que recibió unos 1.300 chistes."
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