Aprender a perder, ser capaces de asumir que fuera de casa no siempre son los mejores, o los primeros, o los más guapos; gestionar la frustración y la derrota, en definitiva, es esencial para la autoestima de nuestros hijos.A partir de los 5 años nuestros hijos se inician en los juegos de competición y comienzan a medirse con los compañeros, lo que conlleva quedar a veces como “ perdedor”, cosa no siempre bien tolerada. Algunos niños se ponen “de morros” pero al rato ya están en otra cosa, otros deciden que “ya no juego” o evitan situaciones
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