¿Qué es lo que hace a un juego difícil tan atractivo para cierto público? Incluso para un mal jugador de videojuegos. Lo peor de ser un jugador gregario fue constatar mi escasa habilidad para los videojuegos. Mi hermana mayor solía pasarme las pantallas más complicadas para luego cederme el mando con una sonrisa condescendiente. Nunca llegué a terminar ningún videojuego, a pesar de las horas y el dinero invertidos. Aún así la diversión se impuso al sentimiento de culpa y vergüenza, y conseguí convertirme en un jugador medio, que suplía su falta
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