Los dos mendigos, de 42 y 52 años, acudieron a dormir a “su” sucursal de Albacete y se toparon con 700 euros en el cajero automático. No tardaron ni un minuto en decidir el destino de ese dinero: en lugar de buscar a su dueño o abrir una cuenta bancaria acordaron comprar algo de comida y gastarse el resto contratando el servicio de prostitutas.
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