Isabel II es la que carga con la mala fama de promiscuos de los Borbones cuando sus descendientes incluso la han superado en aventuras y en hijos ilegítimos. La familia secreta reclamó a Palacio un subsidio, al morir Alfonso XII sin testar. El abogado que se buscaron fue Nicolás Salmerón, uno de los cuatro presidentes de la I República. Se llegó a un acuerdo en 1886 y Palacio desembolsó 750.000 pesetas, equivalentes hoy a 9 millones de euros.
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