Con un solo teléfono móvil, que además estaba apagado, no pudieron manifestar su presencia. Al aterrizar en Viena, tras dos horas y media de vuelo, los agentes de la pista, sorprendidos al descubrir a unos ocupantes inesperados, volvieron a cerrarles la puerta y llamaron a la policía. "Este tipo de avión con hélices no vuela muy alto. Los compañeros tuvieron que pasar mucho frío, pero la cabina de este tipo de avión de carga está presurizada, por lo que se ha evitado lo peor". Menudo owned para los transportistas.
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