Daniel, de 32 años, es donante de semen. Hace 10 meses su pareja tuvo un hijo gracias a un óvulo cedido por otra mujer y él, "para devolver el favor", ha decidido donar sus gametos a una clínica y ayudar así a otras personas con problemas de fertilidad.El anonimato de Daniel, así como el de la madre biológica de su hijo, está protegido por la ley española. Pero no sucede así en el resto de Europa. Francia ha sido el último país del continente en plantearse levantar la protección de la identidad de estas personas.
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