“¡Policía! ¡Abra la puerta!”… aún se le acelera el corazón cuando recuerda aquella fatídica tarde invernal. Los agentes se llevaron detenido a su hijo M.. Han pasado años y todavía no consigue borrar el “Señora, a su hijo se le acusa de un delito de homicidio”. “Es durísimo verlos entre rejas. Tu hijo, en la cárcel. No quieres ni siquiera creértelo, piensas que es un sueño, que pronto vas a despertar, pero no, nunca despiertas”. Detrás de cada uno de los sucesos y las muertes se vive la tragedia por partida doble.
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