Mireia Arnau es madre. Motivo suficiente, cuenta, para que el miércoles suplicara a los vándalos que atacaban salvajemente la tienda de la que es encargada que pararan, que dentro había una niña. (...) Hasta las seis y media de la tarde, la jornada del día de huelga había transcurrido tranquila en la zona, según explicaba, pero sobre esa hora el ambiente empezó al caldearse, por lo que decidieron cerrar luces y bajar persianas. Sin embargo, acababa de entrar una pareja con una niña de unos 3 años.
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