Y así, con la misma naturalidad con que cualquiera se felicitaría por haberse acordado de apagar la luz antes de salir de casa, resumía el hecho de haberte salvado la vida: Menos mal. Que te cogimos. A tiempo. Pero tú, acostado en tu cama y mirando la puerta por la que se fue, sabes que eso no es exacto. Que está incompleto, y que puedes mejorarlo diciendo: no, menos mal que sois los mejores. Menos mal que aún existe una Sanidad en España donde no te piden el número de la cuenta corriente antes de meterte en Urgencias.
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