No es enfado lo que siento al hacer esta recopilación, más bien estupefacción. Incredulidad al comprobar cómo, cada vez más, su reino, no es de este mundo nuestro. Nosotros, más a pie de calle, podemos entender el declive de la Iglesia con perlas como las que os mostramos a continuación: salidas de las bocas de los próceres de unas u otras diócesis, que no solo no respetan a las personas, sino tampoco a las instituciones que las representan:
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