La gran diferencia entre ambos procesos llega cuando se mira la respuesta que han dado los distintos gobiernos. En el caso del reportero del WSJ, el secretario de Estado, Antony Blinken, rápidamente exigió la "liberación inmediata" del corresponsal. Su homólogo español, el ministro José Manuel Albares, se limitó a comunicar cuando Pablo González fue detenido que el periodista estaba recibiendo asistencia consular. Y en esa posición se ha mantenido todo el tiempo que el reportero ha permanecido en prisión preventiva en Polonia...
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