C&P: Llegamos a Pachá, juntaron un par de euros cada una, me pagaron y al salir del taxi las cuatro, como coordinadas por Bluetooth, se bajaron al unísono la minifalda y se subieron el escote (por ese mismo orden, como si de un ritual se tratara). Luego entraron en Pachá con el paso firme de unos tacones demasiado altos para su experiencia, comiéndose las cerezas, el mundo, y lo que hiciera falta: Eran las dueñas de todo el índice de testosterona del garito, claro: Guapas, sexys y jóvenes,lo suficiente para que cualquier borracho salido babeara
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