En el cine, poco espacio queda para la improvisación. Sin embargo, hay casos que no cumplen esta norma. De repente, algo falla o el personaje invade al actor que se deja llevar por la acción, convirtiéndose en algo inolvidable. Por ejemplo, en la escena más emblemática de ‘Sospechosos habituales’, la rueda de reconocimiento, los cinco protagonistas se tronchan de la risa, mientras se burlan de los policías al otro lado del cristal. En realidad, el guión no incluía toda esa jacaranda, sino que fue causada por una ventosidad de Benicio del Toro.
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