En muchos casos se construyeron con la misma intención que un puente o una carretera, como medio de transporte. Hoy, los tomamos para ahorrar escalones y esfuerzo, pero también para disfrutar de la belleza del camino, de la perfección de la tecnología, de cómo han encajado en centros urbanos o edificios apoteósicos. En su momento fueron útiles, pero hoy son (además) atracciones turísticas fascinantes.
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