Lo primero que se ve claro al entrar este 2 de diciembre a IFEMA es que, aunque los pies sigan en Madrid, territorialmente esto es otra cosa. Un control tan exhaustivo como el de un aeropuerto da la bienvenida en el pabellón sur a las personas que están acreditadas para la Cumbre del Clima que organiza Chile y alberga España. Pero no estamos ni en Chile ni en España: esto son las Naciones Unidas y los agentes que vigilan hablan inglés y español y llevan el uniforme de la ONU porque son parte de su cuerpo de policías específico.
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