"Documentación". Ayron, nigeriano, rebusca en sus bolsillos con cara de intentar hacer tiempo, aunque sabe que no le va a servir de mucho. Al final saca una carta con membrete de la policía y uno de los agentes se retira al vehículo que tienen aparcado en la puerta de la estación para comprobar los datos. Ayron venía de trabajar. Vende ejemplares de periódico para ayudar a los sin techo en la Castellana. "Se persigue a los ciudadanos por la vía pública sin que haya una denuncia previa, sino por el color de su piel, su lengua o su ropa", lamenta
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