Un agente de policía pidió al conductor que se parase porque iba sin luces y a una velocidad excesivamente lenta. Al comprobar que no corregía la situación se puso en paralelo y se dio cuenta de que el conductor del coche era un menor. El hombre se encontraba dormido en el coche mientras el menor conducía, y cuando le realizaron la prueba de alcoholemia cuadruplicó la tasa.
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