El presunto traficante fue detenido en la Ciudad Autónoma de Melilla, donde trabaja desde hace años como Policía Nacional, según apuntaron fuentes de la investigación. El lancarés fue arrestado junto a otras once personas acusadas de pertenecer a una organización que atesoraba en total más de 300 armas de fuego, entre las que destacaban 17 armas de guerra, «lo que supone un riesgo máximo para la seguridad ciudadana, tanto en caso de su utilización, ya que disponen de ametralladores, como de su posible desvío a organizaciones criminales o terror
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