L.Y.D.A., como cuidadora y para poder sacar dinero del cajero automático, poseía la tarjeta bancaria y clave de las personas a las que cuidaba, pudiendo comprobar que ésta sacaba más cantidad de la solicitada por el titular y se quedaba con la diferencia, llegando a apropiarse, a lo largo de los meses que estuvo empleada, de una cantidad aproximada de 24.000 euros.
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