Me había prometido no escribir sobre este asunto para no enrabietarme aún más con todo lo que está sucediendo en los prolegómenos del curso escolar 2011-2012, pero ya no lo soporto. Después de varios días de cartas perversas, declaraciones falsas y una calculadísima y orquestada campaña de desprestigio a la profesión que vengo desarrollando desde hace unos años, la docencia, no soporto más un silencio que hace más fuertes a los denostadores.
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