Bajan tan revueltas las aguas en el PP en las últimas semanas que a los más veteranos se les vienen a la memoria los tiempos más convulsos, los de Antonio Hernández Mancha. "El tiempo de conciliar sensibilidades se ha acabado", resume un dirigente, harto como todos.Y parece que Mariano Rajoy ha acabado por entender, aunque sea a base de tropiezos, que el liderazgo integrador y pacificador del que siempre ha hecho gala,incluso con algunos de los que le dieron la espalda en los meses posteriores a la derrota de 2008.
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