Según informan los trabajadores, las enfermeras comenzaron a notar como empezaba a caer arena del techo. Minutos después de haber retirado al último paciente de la sala, perteneciente a la zona de camas de observación, el techo se desplomaba “pudiendo producir una desgracia”. “Esto es una normalidad. En el Gregorio cada vez que comienza la época de lluvias comienzan a caerse los techos”, asegura uno de los trabajadores.
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