No solo derrochamos energía eléctrica, sino mental. Somos especialistas en desparramar neuronas sin sacarles provecho ni poder reciclarlas. Un caso flagrante de tal despilfarro son los concursos abiertos de arquitectura. Para cada convocatoria, con la actual crisis, se presentan hasta 200 equipos. Solo uno puede ganar. Pero mientras tanto se ha puesto en marcha una insostenible maquinaria productiva. Si calculamos 100 equipos a un promedio de tres personas involucradas, son 300 personas dedicando de promedio un mes de trabajo...
|
etiquetas: despilfarro , concurso , arquitectura