La desaparición de dos monedas de 50 céntimos sirvió a los responsables de un gran centro comercial de Palma para despedir de forma fulminante a uno de sus coordinadores. Le acusaron de haberse apropiado del dinero y a la calle sin indemnización. Pero la justicia ha dado la razón al trabajador y ha obligado a la empresa a readmitirle o pagarle casi 30.000 euros, ya que el despido fue improcedente. Un juzgado de lo social ha declarado el despido improcedente porque la grabación no permitía identificar y ha obligado a readmitir al trabador.
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