¿Es la democracia directa, la proliferación de referendos y consultas ciudadanas, la única forma de desintermediar el ejercicio de la democracia? A menudo parece que la única respuesta a dicha pregunta es un sí rotundo. Las Tecnologías de la Información y la Comunicación — Internet, la telefonía móvil… — han supuesto, sin duda alguna, una revolución en el potencial de la participación directa: información ingente, ubícua y a coste prácticamente nulo; incontables formas de deliberar y negociar con nuestros pares, sin límites de espacio ni de ti
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