El Programa Internacional de Descubrimiento del Océano (IODP) perforó hasta 2,4 km bajo el suelo marino de Japón - la perforación marina más profunda jamás realizada - y encontró vida en los núcleos que trajo de vuelta a la superficie. Los diminutos organismos unicelulares sobreviven allí sin oxígeno o luz, basándose únicamente en una dieta cruda de hidrocarburos. Debido a los limitados recursos de que disponen, los organismos tienen un metabolismo extremadamente lento. Los alimentaron y fueron capaces de ingerir los compuestos de metilo.
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