Policías italianos, en una investigación rutinaria mientras investigaban una red de corrupción en esa nación, por coincidencia detectaron que uno de los teléfonos celulares involucrados en la red pertenecía a alguien dentro del Vaticano en la mismísima Santa Sede.
www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/03/04/AR20100304013