Un equipo de investigación liderado por Rosana Chehín, investigadora independiente del CONICET en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO, CONICET-UNT) y Rita Raisman-Vozari, del Instituto para el Cerebro y la Médula espinal (ICM), de París, Francia, descubrió que la doxiciclina, un antibiótico utilizado hace más de medio siglo es capaz, a muy bajas dosis, de reducir la toxicidad de una proteína responsable de inducir y propagar la muerte de las neuronas en la enfermedad de Parkinson.
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