El Grafito y los diamantes son dos formas alotrópicas del mismo elemento químico: el carbono. Lo único que separa al frágil material que forma la mina de los lápices, de la piedra más dura del planeta, son siglos sometidos a presiones altísimas. Investigadores de la Universidad de Stanford han descubierto un atajo para convertir grafito en diamante sin complejas maquinarias de presión.
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