Cuando Lasse Lindfors de adolescente cogió la armónica lanzada por Johnny Cash en un concierto no podía imaginar que con los años le invitaría a patatas con arenques en su propia casa, visitaría la cabaña donde se refugiaba del éxito o que incluso descubriría que bebía a escondidas. En el décimo aniversario de la muerte del hombre de negro, nos cuenta como un adolescente sueco de provincias y esta leyenda del country se hicieron amigos.
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