En 2008, embarazada de ocho meses, la escritora española Cristina Fallarás fue despedida por el diario donde trabajaba como subdirectora. Era un indicio del comienzo de la debacle de un país que arrastraría a gran parte de sus ciudadanos. Hace quince días, Cristina recibió una carta del banco: por falta de pago le habían iniciado un juicio de desalojo. La ganadora del premio Hammett 2012 a la mejor novela policial en español relata cómo empezó a consumir segundas marcas y terminó robando un dentífrico en un supermercado.
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