Es uno de esos gestos con una interpretación inequívoca: cuando estamos mintiendo,miramos hacia izquierda (o hacia arriba, según la versión), bien para pensar, bien porque no podemos mirar a los ojos de nuestro interlocutor. Una de esas reacciones que hace que se coja antes a un mentiroso que a un cojo. ¿O no? Porque un estudio reciente de laUniversidad de Hertfordshire , Reino Unido, demuestra que no tiene ninguna base, y que las reacciones oculares no son especialmente reveladoras.
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