Una emigrante en Alemania que mantenía su casa y veranea en el Camino das Cigoñeiras, decidió en 2012 colocar un portalón, al que agregó un enorme muro, en el acceso a un camino público, y así cerró la entrada a otras viviendas. La obra carecía de licencia municipal pero ella aseguraba que el camino le pertenecía y que podía hacer la obra que efectivamente llevó a cabo. Tal ha sido el malestar vecinal durante estos años que en alguna ocasión la Policía Local tuvo que intervenir.
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