Aunque como trabajador el estatuto nos marca unos mínimos de descanso, el derecho a trabajar es constitucional, por lo que una persona que voluntariamente se somete a monstruosas jornadas de trabajo, si es capaz de soportarlas, y quiere hacerlo, puede hacerlo, siempre y cuando, claro está, no atente contra otros derechos fundamentales, como la vida, o la salud. Puedes trabajar hasta reventar según confirmo una señora del INEM.
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