En un país donde el defraudar a la hacienda pública se considera propio de listos y avispados, y donde el uso de los servicios públicos se entiende por una gran parte de la población como un derecho absoluto, sin contrapartidas de ninguna clase en términos de un uso responsable de los mismos, raro sería que la cosa universitaria no adoleciera de parecidos males. Medio país padece un caso de "derechitis" aguda.
|
etiquetas: deberes , derechos , servicios públicos , uso racional