Al acercarse al lugar donde oyeron el disparo se encontraron a Hada muerta. Los padres de la denunciante fueron entonces a por una carreta para transportar a la perra hasta el lugar donde pretendían enterrarla, pero cuando regresaron a donde estaba el cadáver solo se encontraron a su vecino. Portaba una escopeta para la que tenía permiso de armas, pero no había rastro del cuerpo de Hada. "Solo quedaba sangre", apunta la mujer, que añade, visiblemente dolida: "Así es como un monstruo acabó, sin motivo alguno.
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