La religión es un juego de niños. Eso asegura Lucas, un chaval de 12 años que cursa Primero de la ESO en un colegio público de Alcalá de Henares (Madrid) y que está harto. Por eso, ha enviado una carta al director de El País, que también ha sido remitida a El Huffington Post por sus padres, en la que vuelca toda su indignación. En dos folios escritos a mano, explica que cursa Medidas de Atención Educativa (MAE), la alternativa a religión, y se queja de la discriminación según la materia que se elija.
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