El Gobierno se la ha jugado con el déficit público. Su doble estrategia de, por un lado, hinchar al máximo el déficit de 2011, tirando al alza las estimaciones de las autonomías e incluso inventándose una desviación para la Administración Central y, por otro, presentar el cuadro macro más pesimista posible, no ha servido para ablandar el corazón de los socios europeos triple A, el núcleo duro europeo. Dicha estrategia busca conseguir el menor ajuste posible, inflando el déficit de partida de 2011, hasta el 8,5
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