El hampa exigió el 13 noviembre pasado a don Alejo Garza Tamez entregar su propiedad. El hombre de 77 años se negó y atrincheró en su finca; mató a 4 atacantes e hirió a 2. Cuando soldados llegaron al rancho, vieron un escenario desolador: la austera casona principal estaba semidestrozada por impactos de bala y explosiones de granadas. En el interior de la casa había un solo cuerpo, el de Don Alejo, dueño de la finca, con dos armas a su lado y prácticamente cosido a tiros. Había muerto defendiendo su rancho del crimen organizado
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