El pasado sábado, durante la vuelta de honor del equipo vencedor de la final del Mundial de Rugby, pasó algo fuera de lo normal; un chaval logró despistar a los seguratas, saltar al campo y dirigirse hacia los jugadores de los "All Blacks" de Nueva Zelanda. Gracias a Cristo Rey, un vigilante de seguridad logró interceptarlo antes de que llegara a las estrellas del equipo de rugby.Lo que pasó luego se escapa de cualquier sistema de razonamiento lógico: sin ningún tipo de respeto, los ganadores de la final apartaron al profesional de seguridad.
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