"Cuando se ha elegido inconscientemente llegar al abismo, es decir, pagar la hipoteca mes a mes hasta no poder más, a costa de reducir nuestras necesidades básicas y recortes en nuestra calidad de vida, la situación se vuelve terrorífica: no se puede pagar a los bancos pero tampoco se dispone de efectivo para atender los gastos del día a día, pues hemos destinado nuestros recursos a cumplir con la hipoteca durante una temporada. Esta situación es un auténtico calvario y conviene evitarla (...) y guardar todo el efectivo bajo el colchón".
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