David Openshaw, de 28 años y padre de dos hijos, diagnosticado de desórden de identidad de la integridad corporal, decía odiar su pierna derecha desde que tenía 4 años, pero lógicamente, los médicos siempre se negaron a amputársela. Ni corto ni perezoso, el hombre tomó la determinación de introducir la pierna durante horas en hielo seco, hasta producirse tales heridas que hicieron que finalmente se viera cumplido su deseo. Tanto él como su novia dicen estar "encantados" con lo sucedido...
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