A los 26 años, Jono no tiene problemas con su apariencia, pero el trastorno genético que afectó la forma de sus huesos faciales se desarrollaron en el útero le ha causado años de angustia. Como consecuencia de síndrome que lo aqueja, no posee pómulos -por lo que sus ojos se inclinan hacia abajo- y tiene problemas para escuchar, debido a lo cual lleva un implante auditivo.
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